22 de julio de 2008

LA INTRIGA

“Usted exagere y mienta sobre los conflictos, hasta volverlos más interesantes que la vida real. Recuerde siempre que cuanto más mienta y exagere, más interesante se volverá su relato; cuanto más interesante sea el conflicto, mejor será el relato”
Jhon D.Fitzgerald

La historia sólo puede tener un merito, conseguir que el lector quiera saber lo que ocurre después.
Es por ello que la intriga es el elemento más fundamental y primitivo.
La intriga debe estar al principio y al final de una narración, en medio y en todas y cada una de sus partes.
La intriga no es solo que paso después, sino también por qué y a quién le paso.
Es por ello que decimos que resulta más interesante y capta más la atención, cuando el lector sabe no sólo que ha ocurrido, los hechos en sí, sino las causas y las intenciones de las actuaciones de los personajes, porque los puede entender mejor y simpatizar más con ellos.
En el anterior tema para la creación de argumentos dijimos que el tiempo en el relato se ordena por los hechos, por un orden lógico y causal. El principal motivo es conseguir mantener la atención del lector haciendo que se genere preguntas y nosotros como narradores debemos aprender el juego de saber retrasarle las respuestas hasta que creamos conveniente, sin disparar la paciencia del lector.
Por ejemplo en la novela policíaca, el autor dosifica las respuestas y va dando unas orientaciones falsas y otras ciertas haciendo que el lector sospeche alternativamente de distintos personajes.
Aquí tienes otra de las habilidades que el escritor ha de manejar en la intriga y es que el lector no conozca la respuesta, ni tenga posibilidad de conseguirla, a las preguntas que suscita el autor sobre qué pasara después, cómo saldrá el personaje de esta situación, etc...
Cuando el lector prevé las respuestas el interés decae, aunque pueda seguir leyendo para confirmar sus sospechas, no es el efecto que buscamos.
Es mejor que el lector no pueda obtener la información por sí solo, sino que necesite seguir leyendo para saber la respuesta.
Pero, ¡ojo! No hagáis respuestas rebuscadas o al lector le dará la impresión de que le han querido tomar el pelo. Nada de sacar conejos de la chistera, los sucesos tipo Deus ex machina, son peligrosos para la composición y la verosimilitud de un argumento.

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