El autor ante su obra (Augusto Monterroso)
De mí sé decir que cuando en 1959 salió a la luz por primera vez, en México, mi libro Obras completas (y otros cuentos), me costó mucho trabajo acostumbrarme a la impresión que me produjo verme por fin convertido en autor, posibilidad que durante largo tiempo había yo pospuesto, y lo que sólo movido por solicitaciones ajenas a mí me atreví a hacer, como pensando en otra cosa, algo tardíamente, cerca ya de los cuarenta.
El día en que por fin eso sucedió me desasosegué tanto que me sumí en otro silencio de diez años antes de decidirme a repetir la experiencia con La oveja negra y demás fábulas; y en otro enmudecimiento más, esta vez de tres, para llegar al tercero, Movimiento perpetuo. En la misma forma, queriéndolo o no, he terminado por publicar nueve libros en cincuenta y siete años, a partir de la tarde en que entregué a un periódico mi primer cuento, en Guatemala, y en 1941.
El día en que por fin eso sucedió me desasosegué tanto que me sumí en otro silencio de diez años antes de decidirme a repetir la experiencia con La oveja negra y demás fábulas; y en otro enmudecimiento más, esta vez de tres, para llegar al tercero, Movimiento perpetuo. En la misma forma, queriéndolo o no, he terminado por publicar nueve libros en cincuenta y siete años, a partir de la tarde en que entregué a un periódico mi primer cuento, en Guatemala, y en 1941.
Etiquetas: Textos de apoyo
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